Jóvenes eternos

He estado reflexionando mucho acerca de lo que hace jóvenes a los jóvenes, y viejos a los viejos. Cualidades insignia de la juventud son el idealismo, la expectativa, la audacia, la intrepidez, la lealtad, el creer que todo es posible, que pueden ser superhéroes, cambiar al mundo. Que el tiempo es su amigo, y la vida su aliada, que los impulsa a conquistar metas, y nunca les pone obstáculos en su rumbo.

Hasta ahí todo bien, el problema es que a lo largo de mis 40 años, he aprendido que hay jóvenes y viejos de todas las edades. El pragmatismo, el conformismo, el cinismo, están presentes en chicos y grandes. Cuando los mayores tienen estas características, se entiende que son los golpes de la vida los que les han enseñado a dejar de esperar tiempos mejores, a no hacer olas, y a acomodarse a las circunstancias, porque total, así es la vida, y una sola persona no puede enfrentarse al mundo. No creo que eso sea cierto, pero puedo comprender que es fácil llegar a esa conclusión.

Mi conflicto mayor viene cuando me encuentro con jóvenes que han adoptado el descaro como filosofía de vida. Parece que se graduaron con honores de la especialidad que enseña a no sentir vergüenza alguna, e incluso a defender la práctica de la indecencia, la traición, la corrupción y la cobardía. ¿A quién responsabilizamos por esta tragedia? A mí se me ocurren algunos nombres, pero prefiero no señalar culpables, y mejor hablar del fenómeno contrario.

Quiero hablar de los que nunca envejecen, de los rebeldes y problemáticos, que son los responsables de cambiar la realidad, siempre. En ese grupo están Manuela Cañizares de 40 años, Jaime Roldós Aguilera de 38, Matilde Hidalgo de 34, Mahatma Gandhi de 78, Martin Luther King de 39, Nelson Mandela de 72, y miles de otros que sin ser tan conocidos, también alteraron el rumbo de la historia, algunos, hasta el día de su muerte.

En honor a esos jóvenes eternos, les dejo una de las citas más inspiradoras, de otro inconformista:

“Esto es para los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los problemáticos. Los que no encajan en ningún sitio. Los que ven las cosas de otra manera. No siguen las reglas. Y no tienen ningún respeto por lo establecido. Puedes alabarlos, puedes no estar de acuerdo con ellos, puedes citarlos, puedes no creer en ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Pero la única cosa que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas. Ellos inventan. Ellos imaginan. Ellos curan. Ellos exploran. Ellos crean. Ellos inspiran. Ellos impulsan la humanidad hacia delante. Quizás tienen que estar locos. ¿Cómo si no puedes enfrentarte a un lienzo vacío y ver una obra de arte? ¿O sentarte en silencio y escuchar una canción que nunca ha sido escrita? ¿O contemplar un planeta rojo y ver un laboratorio sobre ruedas? Mientras algunos los ven como locos, nosotros vemos genios. Porque las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo, son las que logran hacerlo.” Steve Jobs

(Publicado el 1 de agosto de 2013, en El Universo)

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