La comparsa
La mesa no estaba servida, nos saquearon 70 mil millones de dólares, y ante la ruptura de Lenín Moreno con su exlíder y héroe legendario Rafael Correa, Moreno exclamó “¡caiga quien caiga!”, “¡cirugía mayor a la corrupción!”, pero la cirugía, –término médico–, nunca llegó. Al contrario, ha sido en los hospitales que maneja el gobierno de Lenín Moreno donde la gangrena de la corrupción parece imposible de contener, porque la Política decidió usar a la salud de los afiliados al IESS, y de los más pobres como botín político para comprar alianzas de miserables que le sirvieran para aprobar leyes que no resolverán un ápice del problema real del Ecuador, ese del que no habla ninguno de los que tienen un triste papel en la comparsa.
Uno
Antes de Correa, cuando pensábamos en nuestro país, pensábamos en un lugar lleno de oportunidades mal aprovechadas. Ahora ese sentido de posibilidad, esa esperanza está destrozada, pues no se ve ninguna luz al final de este larguísimo túnel.
Entre la indefensión y la indignación
A la falta de empatía, de capacidad de respuesta, de planificación, hay que sumarle la voracidad de los delincuentes que siguen robando en medio de los cadáveres.
Una tumba para la frivolidad en tiempos de Covid-19
Lo único que nos va a salvar es que las mejores mentes del Ecuador, sean o no parte del gobierno, se sienten ya a conformar un gabinete de crisis público-privado, que tome las riendas de la nación, que utilice todos los recursos que tenemos como país para enfrentar la mayor pandemia en 100 años.
Si es con Guayaquil, es contigo
Así, que hermano ecuatoriano de cualquier rincón de este pequeño y gran país, mi mensaje para ti es que sepas que lo que pasa en Guayaquil, nos pasa a todos, que asumas como propia la tragedia, porque hoy más que nunca, así lo es, que te solidarices antes de juzgar, y que abraces a Guayaquil, que sufre hoy primero y mucho más que el resto del Ecuador.
Cuando ya no estén
Una banda, esa palabra me recuerda lo que en realidad pueden llegar a ser los gobernantes que no tienen su poder limitado: una banda de delincuentes.
Democracia en extinción
A diario, y mucho más cerca de nosotros los civilizados están ocurriendo cosas que deberían de contactarnos con la realidad, realidad que nada tiene que ver con la propaganda que nos dice que avanzamos. Al precipicio avanzamos.
Imitacione$
Esas imitaciones le han costado al Estado, cientos de miles, millones de dólares de nuestros impuestos, sin contar con las posibles demandas por uso indebido de la propiedad intelectual de otros, y con el daño a la autoestima de los ecuatorianos, al enterarnos que esto que creíamos era creatividad nuestra, es la vieja viveza criolla, nada nuevo. Y eso que estamos en tiempos revolucionarios.
La factura
Quien ostenta el poder político como una compensación de sus debilidades interiores necesita constantemente desafiar los límites, burlarse de las reglas y creerse ganador, aunque sea con artimañas.
Humor libre
Un poder que se toma demasiado en serio como para aceptar críticas es un poder temeroso, débil, que tiembla como gelatina ante las risas burlonas.
El silencio de los culpables
El silencio nos hace invisibles, nos vuelve ausentes, nos oculta entre las cifras, de votantes, de subempleados, de víctimas de la inseguridad. Mientras menos nos hacemos oír, menos existimos. La indiferencia es la tumba de nuestra humanidad.
Martha Roldós y el Innombrable
¿Qué hace que, a pesar de las similitudes de sus circunstancias, Harry y Voldemort sean tan distintos? ¿Qué hace que Martha sea tan diferente a otros personajes, a quienes la vida parece haberles dado licencia para ser innombrables, indenunciables, incuestionables, inopinables, huérfanos de compasión, de respeto, de veracidad, de buen humor?
Lo que nos une
Si la criminalización de la protesta y de la denuncia no bastara, la impunidad de los perpetradores y el abandono a las víctimas es razón inevitable para unirnos.
Matilde, Rosa, Yevgenia, tú y yo
¿Quién convocó, organizó o motivó a estas ciudadanas a actuar en defensa de lo que creían justo y digno? Nadie fuera de ellas mismas. Fue la claridad de su conciencia la que les impidió optar por la resignación.
Yo no me callo
Todos podemos hacer algo: informarnos, opinar, ser parte de la resistencia civil. ¿Queremos hacerlo desde la comodidad del sofá? Hagámoslo, empecemos por activarnos políticamente en Twitter y en Facebook. Pero no callemos.